Primera dama ataca a instituciones públicas como lo hizo Fujimori hasta el 5 de abril de 1992. |
La señora Nadine Heredia aparenta diferenciarse del fujimorismo. Lo combate y su peor pesadilla en tener que entregarle a Keiko las riendas de su co gobierno el 28 de julio. Teme persecuciones y acoso de la nueva mayoría parlamentaria que, sin duda, pondrá la cereza encima de la torta de todo lo descubierto en sus agendas a la fecha.
Pero lo paradójico es que la señora Nadine hoy se parece más que nunca a Alberto Fujimori. Son dos gotas de agua en la estrategia de patear el tablero cuando las cosas no salen a su gusto. Hasta antes del 5 de abril de 1992, el entonces presidente acumuló una serie de ataques a las instituciones del Estado (Poder Judicial, Congreso, Contraloría, Tribunal de Garantías Constitucionales, etc.) preparando el terreno para el golpe militar.
Y Nadine —aprovechando el desorden del proceso electoral vigente y los retrasos en el cronograma— apela a lo mismo: lanza denuestos al Jurado Nacional de Elecciones por sus últimas resoluciones sobre la candidatura de Julio Guzmán y alimenta dudas sobre su imparcialidad. ¿Qué busca con ello? ¿Acaso deslegitimar los comicios, incendiar la pradera con la palabra “fraude” y que los amigos de su esposo en las FFAA sientan la tentación de intervenir?
Hay indicios para ello (demora en la convocatoria de las elecciones, retiro de los candidatos nacionalistas de la campaña, movidas en los altos mandos del Ejército faltando menos de un año para irse, haber perdido el control del Congreso). Y aunque se diga que es imposible, recordemos siempre que la desesperación de la primera dama —y por ósmosis, la de su esposo— puede arrastrarla a una indeseada aventura castrense.
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